“Jubilaciones para la peluquería ... o para comer y vivir”
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23/02/13 – Clarin
“Jubilaciones para la peluquería ... o para comer y vivir”
Llorar es una expresión de tristeza y dolor. Los chicos lo hacen cuando se caen, se queman o simplemente quieren hacer su voluntad y torcer la de sus padres. Las mujeres ya grandes, lo hacen para convencer a sus parejas de algo, como ir de vacaciones, un tapado, un departamento y otras chucherías. Los hombres, usualmente, dicen que no lloran. Pero …
Cuando el brillante Gobierno decidió congraciarse con más de un millón de personas dándoles una jubilación de manera de comprar el voto, los hombres hemos llorado a mares. La impotencia, la frustración, el desánimo y la bronca contenida nos ha llevado a romper la imagen de macho de los tangos. Y hemos continuado llorando. Pero ¿por qué nos dicen los conocidos? ¡Es que usaron nuestros dineros!
En rueda de amigos llegó alguien con los papeles de la señora, recientemente jubilada. Jamás trabajó fuera de su casa. Ahí, sí lo hizo, ¡y cómo! Pero resulta ser que hoy es una ex lavandera con cuatro propiedades y una buena renta.
Varios amigotes son jubilados con más de 30 años de aportes. La ANSeS le fijó una jubilación igual a uno como a otro. ¿Lo necesita? Todos lo necesitamos, pero unos más que otros. Esta señora tiene que pagar la factura de la peluquería, la otra solamente para comer y sobrevivir. ¡Excelente lo del Gobierno!
Juan Roberto Bell
Voces, reclamos y esperas de jubilados
No estoy de acuerdo con los escraches, menosprecio o los insultos a opositores y oficialismo. Estimo que para expresarse estar a favor o en contra del Gobierno, está la expresión del voto.
Pero como jubilado nacional tengo el derecho de sentirme escrachado, menospreciado e insultado después del veto del 82% de la Presidente y de tantas otras cosas que debemos soportar los jubilados por las políticas del Poder Ejecutivo.
Manuel Castilla
Es por este medio que me atrevo a escribir este breve pedido dirigido a nuestros políticos, sea cual fuere su partido.
Acabo de cumplir 60 años, y ya llevo 10 sin un trabajo digno, las posibilidades de reinserción son cuasi nulas, por la situación que atravesamos y que todos conocemos.
Esto trajo aparejado que deba vivir de la ayuda de mis hijos, originando en mí una tremenda degradación física y psíquica que me han dañado mucho. No pido nada que pueda ser considerado arbitrario o fuera de lugar, sólo el derecho a la dignidad. He cumplido debidamente con mis 30 años de aportes, ergo la tarea laboral fue cubierta como manda la ley. ¿Mi indignidad jamás terminará? Apreciaría una respuesta.
Raúl Giménez
Soy una jubilada nacional aportante, que cobro la mínima, soy diabética: una mochila demasiado pesada. Con lo que nos abona la ANSES mensualmente (a partir de marzo/2013 unos $ 2.000) sólo alcanza para 15 días, el resto del mes se sobrevive con ayuda de familiares. Esto les sucede a 4.000.000 de jubilados aportantes. Según estudios serios que ha realizado el Defensor del Pueblo, el doctor Eugenio Semino, el mínimo jubilatorio debería ser de más de $ 4.000, actualmente. Es decir, después de trabajar y aportar toda una vida, ahora que tenemos los “achaques” propios de nuestra edad, en vez de tener estímulos, recibimos un castigo inmerecido e injustificado.
Con respecto al 82% móvil, la opinión de la mayoría de los jubilados aportantes, es que ha sido un grueso error del Poder Ejecutivo al vetarlo en su momento, condenando a millones de ciudadanos a la miseria. Sólo les pido a las autoridades que se pongan una mano en el corazón y reflexionen sobre el particular. Los abuelitos no sólo merecemos respeto de parte de las autoridades, sino que se nos abone una jubilación actualizada que nos permita llegar a fin de mes.
Elena Trulla
Como una jubilada más entre tantas, me permito transmitir la angustia que miles vivimos. La Ley de Movilidad aprobada por el Congreso no hace más que establecer un mecanismo para que el Estado cumpla con el reconocimiento de un derecho que los pasivos tienen garantizado por la Constitución: contar con haberes que nos permita una vida digna, dicha movilidad debe respetar el carácter de alimentación y vivienda, la misma adolece de éstas consideraciones, siendo que es imposible pagar un alquiler y /o las expensas que se agravan cada paritaria. Esto lleva a que el propietario que adquirió una vivienda con el esfuerzo de toda una vida, la pierda por falta de pago de las mismas.
Mientras se nos negó el 82% móvil, se les otorgaron jubilaciones, sin aportes, a quienes nunca trabajaron. Siendo que muchos de los cuales tienen otros bienes, recibiendo rentas de los mismos que les permiten una vida holgada. La ANSeS aún sigue retirando de nuestros aportes para los planes sociales, negándonos el aumento correspondiente. El mismo generaría en beneficio de la cadena de la producción y el consumo. El Gobierno queda muy distante de pasar a la historia con los honores que merecerían.
María Valinoti
Desde que gané un juicio por movilidad, no se me actualiza la jubilación si no realizo un tortuoso trámite en la ANSeS (Administración Nacional Seguí Esperando Sentado).
Luego de obtener una certificación de lo que ganaría en actividad, presento el trámite en la ANSeS. Se abre un expediente que siempre es 024-mi cuil-146-X, siendo X el número de trámite. El último que me salió fue el 146-4. El 21-09-12 inicié el nuevo pedido, que tendría que haber iniciado el 146-5, pero habiendo pasado casi 5 meses no fue ni abierto al momento de enviar la carta. Presenté ya cuatro notas y me contestan que ya me actualizaron la jubilación (eso fue el trámite anterior 146-4), haciéndose que no entienden que reclamo por el nuevo que nunca terminan de abrir. Se demoran adrede tanto que los trámites se solapan, permitiendo burlarse más cómodamente de mi necesidad. Cada vez que reclamo por el nuevo que no abren me responden por el que está cerrado. Nadie me da audiencia, ni Bossio, ni Pantarotto. Claro, ¿para qué? Si la idea de ellos es que siga esperando sentada.
Alegre Nelly Tiano