miércoles, 28 de abril de 2010

No quiero envejecer acá...

Sufrí la terrible experiencia de tener a mi papá,
un hombre de 83 años


que no podía caminar, con cáncer de próstata, insuficiencia pulmonar y una anemia muy severa, internado en el Hospital Alvarez.
Sin más que hacerle algún análisis de sangre y darle oxígeno nos mantuvieron entretenidos hasta que pedí un diagnóstico y me dijeron que para hacer endoscopías y colonoscopías no andaba el aparato.
Después de tres semanas internado, me dijeron que era mejor que lo llevara a casa hasta que consiguieran la manera de realizar los estudios, porque se iba a contagiar alguna otra bacteria o virus.
Aclaro que para atenderlo y ver lo que necesitaba siempre debía estar un familiar.
Debía controlar si lo cambiaban, si lo nebulizaban a horario, si le hacían algún estudio o darle la comida.
Los jefes y encargados médicos y enfermeros del piso de clínica médica se resguardaban diciendo que no tenían gente ni elementos.
El médico de cabecera de mi papá era el jefe de piso de Clínica Médica, pero nunca apareció porque estaba de viaje. Un enfermo que no se puede mover y está con máscara de oxígeno, no tiene ni un timbre al lado de la cama para pedir ayuda y la sala de enfermeros está a 50 metros de la general.
Para mí, PAMI es una obra social "cautiva", si uno pagó toda la vida una obra social mejor, cuando se jubila ya no puede pagarla más y cae en sus redes.
Un día después del alta forzosa, tuve que internarlo de nuevo, esta vez en el Durand, con una hemorragia pulmonar y digestiva y murió una semana después.
Ahora debo iniciar la larga cadena de trámites para cobrar por el sepelio y lograr la pensión para mi mamá.
Tengo 52 años y no quiero llegar a vieja en este país.
Susana Biancucci
mailto:Biancuccisubiancucci@hotmail.com

Fuente Clarin 25abr2010

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