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- 18/10/14
“Es vergonzoso lo que están haciendo conmigo”
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Es lamentable y penoso tener que hacer público mi situación. Soy terapista ocupacional, trabajé durante 40 años de mi vida y al cumplir los 61 años, aún en actividad, por intermedio de un abogado obtuve mi jubilación.
A los dos años comencé a percibir la jubilación mínima. En ese tiempo mi salud se vio muy resentida, ya que hizo mella en mi físico el largo tiempo que ejercí en el piso o en colchonetas atendiendo a pacientes neurológicos, desde prematuros a ancianos. No me quedó otra posibilidad que dejar de ejercer mi profesión.
Al mismo tiempo mi esposo, José Luis Barbero, enfermó de cáncer de colon. Dos años de operaciones, quimioterapia y no pudo trabajar más. Al ser un trabajador independiente intentamos la jubilación por invalidez, pero nunca le salió. Intenté personalmente hacer los trámites de la pensión, como dicen los carteles en la oficina de la ANSeS de Campana y anuncia Diego Bossio, pero no pudimos obtener ningún resultado.
En 2008 mi esposo falleció a los 57 años, le faltaban aportes, obviamente. Hablé con el abogado de la sucursal de Campana y me remitió a un colega. Elegí uno entre los tres nombres que me dio. Ahora, después de dos años, este abogado me dice que para percibir la pensión mi marido debió estar trabajando en el momento en que murió.
El estaba internado, quemado por la última quimio, sin glóbulos bancos y era obvio que no podíamos abonar ni una obra social.
Ahora, el abogado me pidió que firme un poder para que un juez federal estudie el caso. Prevé que el fallo saldría entre 3 a 5 años, mínimo. Mi marido y yo trabajamos desde los 18 años. Es vergonzoso lo que están haciendo conmigo.
Silvia Pontoriero
silviahpontoriero@hotmail.com
Voces, reclamos y esperas de jubilados
Señor Diego Bossio, me dirijo a usted por este medio para intentar ser escuchada y para hacer público mi reclamo, agotadas ya todas las instancias correspondientes.
Trabajé durante más de 42 años en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, ocupando sucesivamente todos los cargos docentes por concurso y varios de gestión; renuncié el 31 de marzo de 2013 a los que ocupaba en ese momento para jubilarme: era profesora titular plenaria con dedicación exclusiva y vicedecana de esa Facultad, además de investigador principal del Conicet.
Son 42 años de aportes previsionales realizados. Después de más de 18 meses de presentado, no he cobrado aún mi jubilación a pesar de haber recibido sentencia favorable al amparo por mora presentado ante la Cámara Federal de Seguridad Social, que fue desoído. Siento que injustamente se me castiga después de haber puesto lo mejor de mí durante tantos años.
Graciela Ferraro
gborriajms@hotmail.com
La moratoria previsional sigue dando que hablar. Por resolución dictada por la ANSeS no se permite la intervención de gestores ni abogados en sus trámites; los turnos tienen que ser obtenidos personalmente por los que quieran acogerse a este sistema; en cambio curiosamente se permite que intervenga La Cámpora.
El 4 de octubre por la mañana militantes con mesitas incluidas se colocaron en distintas esquinas de la avenida Rivadavia desde el 6300 al 7100 distribuyendo panfletos con la consigna: “Jubílese gratis sin abogados ni gestores ...”. Asesoraban e invitaban a charlas explicativas en sus comités. ¿Qué tienen que hacer militantes en un tema del que fueron excluidos profesionales? No se sabe, pero lo que queda claro es que cuentan con privilegios otorgados desde las esferas de GobiernoMario Parafati
malepara@yahoo.com.ar
La Presidenta anunció una nueva moratoria, pero en el caso de mi hermana le dijeron que no calificaba para acceder.
Debe esperar recibir la información de la AFIP. Ante nuestro gran asombro, ya que ella lo necesita imperiosamente por sus condiciones económicas, nos pusimos a averiguar los motivos. Dicen que todas las personas que son propietarias no pueden acceder a ese beneficio. Ella es propietaria de una vivienda multifamiliar heredada de mi padre. Tiene 15 años de aportes y sólo el ingreso de su marido.
Estaríamos eternamente agradecidos si este tema se da a conocer ya que el director ejecutivo de la ANSeS, Diego Bossio, explica con qué facilidad se jubilan las personas, pero nadie habla de las trabas que lo impiden.
María Cristina Cobos
loscores@ciudad.com.ar
El Gobierno recientemente abrió otra oportunidad para jubilarse a las personas que han llegado a la edad de lograr dicho beneficio, aunque sin tener los aportes necesarios, pagándose una parte de los aportes faltantes, acogiéndose a una moratoria, etc, etc.
Ahora yo me pregunto: ¿qué ocurre con las personas mayores que tienen los 30 años de aportes debidamente acreditados, pero no llegan a la edad requerida y que se encuentran desocupados, algunos viviendo de changas ocasionales, otros subsistiendo con las ayuda de sus hijos?
Convengamos que la persona que se queda sin trabajo después de los 55 años difícilmente pueda encausarse laboralmente, ya que nadie les da trabajo. Creo que este grupo de gente, que cumplió con parte de los requisitos exigidos, (30 años de aportes, debidamente certificados) tendría que disponer de una jubilación anticipada hasta que tenga la edad requerida por la Ley Previsional.
Jorge R. Sendra
jotaerresen@gmail.com
Si el adquirir dólares resulta una de las formas más prácticas de cubrirse al menos en parte de la inflación, no veo por qué nuestro gobierno nac&pop, le niega esa posibilidad a los más pobres y a los jubilados.
Un jubilado que cobra la mínima, por ejemplo, podría adquirir actualmente unos 300 dólares e ir gastándolos a lo largo del mes, como hacíamos de turistas en Brasil, cuando la alta inflación era de ellos.
Sería también una forma de practicar “la igualdad ante la ley”, tan cacareada como ignorada. Recuerdo una frase de Anatole France que al respecto decía: “¡Oh! la majestuosa igualdad que pregonan las leyes que prohíben tanto al pobre como al rico, mendigar en las calles, dormir bajo los puentes y robar pan” Miguel Angel Padilla
miguel.a.padilla@gmail.com
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