[14-05-2012]-Diario El Peso - Avellaneda
¿No es como para llorar? Los jubilados y pensionados son los que hemos “puesto el hombro” al país, durante los últimos 30 o 40 años. En esos momentos, teníamos trabajo y hemos “peleado” por nuestras reivindicaciones salariales. Nos sentíamos plenos y casi completos. Pero el tiempo y la vida también, han pasado. Lo que nos hicieron creer, fue solo un espejismo, una ilusión y una traición a nuestra fe y confianza. Hoy, con una mísera pensión y/o jubilación, vemos a personas que se pueden dar ciertos lujos, que ya están vedados para nosotros. Salen de vacaciones, recorren el país, compran productos alimenticios a los que hemos tenido que renunciar y ni siquiera un helado podemos tomar. Cada vez que deseamos hacer un gasto, más allá de un café con leche, debemos hacer una conciliábulo y cálculos de alta finanzas, para no caer en default.
Nuestras casas que fueron compradas hace años, se están destruyendo lentamente. Tal vez por eso, se dice que los jóvenes construyen casas alegres, mientras las nuestras son tristes y están abandonadas. Es que no podemos hacer los mantenimientos mínimos y reponer los lavarropas, heladeras y calefactores, que ya están para un museo.
Nos han condenado a la miseria, a pesar de todo lo que hemos hecho por estas generaciones. Estamos abandonados a nuestra suerte, pero hemos depositado muchos pesos. Luego, por decisiones “equivocadas” los “manotearon” y compraron votos,… con nuestros dineros. La sangre ya fluye lenta y espesa por nuestras venas. Cuando cobramos, y vemos lo que nos “tiran”, nos sube la presión y nos acortan la vida. Y cuando ésta se vaya, no volveremos más. ¡Nos han matado en vida!
Atentamente
Juan R. Bell
Río Cuarto CBA
http://www.diarioelpeso.com/anteriores/2012/19052012/OPN_190512.php
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