lunes, 15 de abril de 2013

“Lo que me pasa es injusto y perverso” Voy a tener que depender de la caridad

“Lo que me pasa es injusto y perverso” Voy a tener que depender de la caridad

13/04/13 – Clarin

Voces, reclamos y esperas de jubilados
¿Hasta cuándo tendré que esperar que algún iluminado de la ANSeS decida ordenar una verificación ambiental, para que de una vez por todas finalicen con mi trámite de jubilación (expediente 024-2705986336-9-974-3), el cual está resuelto favorablemente desde el 18 de junio de 2012?

Con sorpresa, el 16 de agosto de 2012, día en que me correspondía cobrar por primera vez con el retroactivo, me informaron que el pago estaba suspendido. El motivo: el Departamento de Coordinación de Revisión de Prestaciones Pasivas, decidió llevarse mi expediente de la UDAI San Fernando, porque supuestamente había irregularidades.

Y sí, a pesar de haberse aprobado en primera instancia, nadie da explicaciones. De hecho este Departamento no acepta reclamos ni del titular ni del profesional. En esta campaña del Gobierno a los jubilados de “No te dejes estafar” sería importante que también miraran para dentro.

Nilda Revainera
Hasta el momento no he logrado que ninguna UDAI de la ANSeS me reciba el formulario 572 para informar las deducciones estimadas del Impuesto a las Ganancias, para el período fiscal 2013. Argumentan que dicho formulario se debe presentar en enero de 2014.

De acuerdo a lo establecido por la AFIP, dicho formulario se puede presentar en cualquier momento del año, y lo que se presenta en enero del año siguiente es una información complementaria o rectificativa de lo ya informado.

Este proceder ocasiona que se deba soportar a lo largo del año una retención mayor a la que corresponde, dado que no son consideradas las deducciones que se informan a través del F.572. Espero que el presente comentario llegue a oídos del Diego Bossio y se instruya debidamente al personal de las UDAI, ajustándose la ANSeS a lo establecido por la AFIP para el tratamiento de este asunto.

Silvia Rodríguez
El anuncio de la Presidenta de ayuda por $ 400 millones para los inundados trajo a mi memoria el popular dicho que dice que cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía.

La ayuda humanitaria que efectúan ciudadanos solidarios y bien intencionados la hacen en silencio, con la humildad de los grandes y no lo anuncian con bombos y platillos. El pregonar tal medida me hace oler más a propaganda preelectoral, que a una ayuda brindada de corazón.

Como soy uno de los tantos jubilados a los que con su veto usted, señora Presidenta, quitó lo que la totalidad de los legisladores les había otorgado, el 82% móvil, con el único fin de que pudiésemos tener una vejez digna, es que me permito ofrecerle, a título personal, que los cuatro mil y pico de pesos que me quiere tirar como limosna, se los dé a alguno de los inundados que seguro que en estos momentos se encuentran en peores condiciones que yo.

Aparte, le pediría que los fondos que nos descuidó y que tuvieron el propagandístico destino de Fútbol para Todos, sean orientados a ayudar a los castigados por las inundaciones. Por esto es que repito ese refrán tan conocido como cierto e ilustrativo: “Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.

Amilcar Balmaceda
Muchos lugares de espectáculos como cines y teatros o museos y exposiciones tienen la buena costumbre de hacer descuentos a los jubilados, hecho que sin duda hay que agradecer como una gratificación especial.

El 29 de marzo, en el espacio teatral “El Camarín de las Musas”, cuatro mayores de 70 años, todos jubilados por supuesto, nos acercamos a retirar nuestras entradas reservadas. Una señorita poca amable pidió las credenciales de jubilados para hacer el descuento, tres las teníamos entre nuestros documentos, pero la cuarta no. No hubo forma de convencer a esta persona de hacer igual el descuento. Creo que el concepto de descuento a jubilados está mal interpretado en nuestro país, en todas partes del mundo moderno es para adultos mayores no importa que condición tengan como trabajadores.

En este caso particular, se sumó además el trato descortés, que es seguramente lo que no merece un adulto mayor.

Angel Goldman

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