“Somos un Centro de Jubilados y nos roban”

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06/04/13 – Clarin

“Somos un Centro de Jubilados y nos roban”

Decidí escribir esta nota por varios motivos, en primer lugar debo contar que somos un centro de jubilados y un incipiente centro cultural denominado Centro Cívico Caracas, del barrio de Villa del Parque, a una cuadra del límite con los barrios de La Paternal y Villa Mitre y a unas tres cuadras del Club Argentinos Juniors. Y en los últimos 6 meses hemos sufrido 4 robos, es una situación rara, extraña … Somos un Centro de Jubilados, no un banco, ni un comercio.
Las preguntas que nos hacemos todos los integrantes son muchas, por ejemplo: ¿qué cosas y de cuánto valor económico pueden haber en un lugar así?
Ante un sistema económico que hace descartables a las personas que se jubilan y ante una sociedad que pareciera molestarles los adultos mayores, ignorándolos desde todo punto de vista, nosotros hemos construido un lugar donde los jubilados se vuelven a sentir personas. Con muy poco hemos logrado mucho, aquí las personas derrotan la soledad, derrotan la ignorancia de los demás, familiares incluidos.
No poseemos muchas cosas de valor, por eso no entendemos qué está pasando en nuestra sociedad; las escuelas, los hospitales, las personas mayores, las mujeres embarazadas, los niños, los centros de jubilados, etc, etc, deberían ser intocables ante los hechos delictivos. Pero se ve que ya no hay códigos, la vida está cada vez más devaluada.
Por lo tanto, si son delincuentes comunes los que están detrás de esto, les solicitamos a las autoridades políticas que tomen cartas en el asunto: esto dejó de ser una sensación de inseguridad para pasar a ser una dura y triste realidad, desde hace ya un tiempo importante. Pero, si no son delincuentes comunes, y esto es producto de nuestro crecimiento y le molesta a alguien, sepan que lejos de amedrentarnos, nos dan una fuerza increíble para seguir adelante, que no es más ni menos que ayudar a que una parte de la sociedad pueda vivir mejor.
Y por favor, no nos roben más, ya no queda más nada para robar, cada puerta, cada ventana que rompen a robarnos nos cuesta mucho reponerlas, tengamos códigos.
Sergio Grillo
PRESIDENTE DEL CENTRO CIVICO CARACAS

Voces, reclamos y esperas de jubilados
María Teresa Viel, jubilada de 78 años, perteneciente a la Obra Social OSECAC, afiliada N° 2.620.068, paciente con riesgo coronario (antecedentes de reemplazo de válvula aórtica con deterioro), antecedentes de fracturas, que hace 7 meses fue sometida con tratamiento para el dolor (morfina), quedando postrada por padecer de una severa osteoporosis con lesiones severas e irreversibles en su columna.

Hace 2 meses que está en un centro de rehabilitación en una cama y sin tratamiento por falta de respuesta de su obra social. Dado el abandono, ella presenta profunda depresión. Ya hemos agotado todos los recursos, pero lamentablemente nadie nos ha escucha. Hacemos un llamado a las autoridades competentes para que puedan ayudarnos.

Mónica Stolfo

El 21 de enero mi padre fue sometido a un implante de válvula aórtica por vía transapical, siendo éste un procedimiento que recién se está utilizando en nuestro país y resultando ser este caso el primero efectuado a través de PAMI. Queríamos expresar nuestro profundo agradecimiento, en primer lugar, al Hospital Italiano de Buenos Aires, desde auxiliares, enfermeros, cuerpo médico encabezado por los doctores Battellini, Kotowicz, Berrocal y, muy especialmente, para la doctora Agatiello, cuya coordinación y guía fue fundamental para el logro obtenido. Resaltamos la calidez humana en el trato recibido por el paciente y sus familiares (en tiempos donde no es lo habitual). El agradecimiento se extiende a PAMI por su pronta y eficaz respuesta, y por el voto de confianza y aprobación para esta intervención, que es un verdadero logro en nuestra medicina.

Laura D’Amico

En la programación del Teatro San Martín que aparece en distintos medios, figura que la entrada para jubilados y estudiantes para el cine en la sala Leopoldo Lugones cuesta $10.

Soy jubilado y al querer comprar la entrada me informaron que para acceder a dicho beneficio debía gestionar una credencial anexa a la de jubilado con un costo de $ 10. de lunes a viernes entre las 10 y las 16. La información que se difunde es, por lo tanto, incorrecta. ¿No les parece?

Fernando Lutenberg Gardyn

Cuiden a los niños y los ancianos, pide Francisco I y eso obliga a los creyentes. No se trata de emocionarse sino de aumentar el salario mínimo de los padres y la jubilación mínima hasta el “umbral de la dignidad”.

No se trata de hacer visitas protocolares o regalos, sino de bajar la alícuota del IVA a 10,5 % para los productos de la canasta básica. No se trata de pedirle al Papa que haga gestiones, sino de gestionar; y eso significa que los chicos tengan clases con sus maestros bien pagos, que en las calles haya seguridad y los que maltratan a los pequeños o los que engañan a ancianos con el “cuento del tío” estén encerrados luego de un juicio justo.

No se trata de mostrar lágrimas en los ojos (“No llore señor ministro”, dijo una vez la dirigente de jubilados, Norma Pla, a Domingo Cavallo) sino de actuar para que podamos ver a los abuelos jugando en paz con sus nietos, en una plaza segura y llena de alegría.

Miguel Angel Reguera

Soy docente jubilada de la provincia de Buenos Aires y sigo con atención este triste proceso de desgaste que está sufriendo el movimiento gremial al que pertenezco como afiliada a la Federación de Educadores Bonaerenses. Sinceramente, no me agrada el discurso del delegado del Frente Gremial, ya que el mismo deja muchas dudas sobre su verdadera intención.

Pasó de ser un justo reclamo por la vergonzosa situación salarial por la que pasamos los siempre castigados docentes, a una sospechosa jugada política, ya que se hace únicamente responsable del desastroso momento que vive la comunidad educativa (maestros, alumnos y padres) a la gestión provincial, que por supuesto es real, pero no se menciona en ningún momento la indiferencia y la falta de interés del Gobierno nacional por ayudar a destrabar el conflicto. Me parece que no estamos bien representados.

Miriam Guerci