Voces, reclamos y esperas de jubilados
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28/09/13 – Clarin
Valen más los acreedores externos que nosotros
En una de sus reiteradas cadenas nacionales nuestra Presidenta consideró como uno de los mayores méritos de su Gobierno el haber pagado a los acreedores del exterior la obscena suma de US$ 173.000 millones desde 2003 a la fecha. Y calificó a la Argentina como pagadora serial de todas sus obligaciones. Lamentablemente, se olvidó de que también debía haber pagado los reajustes que los jubilados “buitres” (como alguna vez los calificó) reclaman en más de 500.000 juicios.
La cifra que mencionó causa estupor entre los jubilados que exigen justicia, porque demuestra que el Gobierno nacional y popular privilegió a los acreedores externos en detrimento de la masa de jubilados que pretende legítimamente que le reajusten sus haberes sólo para tratar de vivir dignamente.
No sólo no lo hizo, sino que además utilizó los fondos de la ANSeS indiscriminadamente y para otros fines. La Presidenta anunció que iba a pedirle a Dios que ilumine a la Corte Suprema de los EE.UU. en el tratamiento de la apelación a las sucesivas sentencias negativas para nuestro país.
Sin embargo, se olvidó de que sistemáticamente su gobierno ignora la sentencia de la Corte Suprema nacional que establece la obligatoriedad de reajustar los haberes de los jubilados.
Apelan todas las sentencias sólo para dilatar el pago que, inexorablemente, alguna vez deberá hacer. El Gobierno menciona que es imposible actualizar los haberes de los jubilados porque no hay fondos para ello, mientras se jacta de la obscena cifra multimillonaria que pagó a inversores que no reclamaban el fruto de su trabajo, sino el resultado de la especulación.
Es evidente que el Gobierno nacional y popular se adjudica la categoría de pagador serial a los inversores especulativos a costa de no pagar la verdadera, y primera deuda que un gobierno democrático debería honrar, que es la deuda interna.
La gente no ignora lo que pasa. Todos tenemos algún jubilado en nuestra familia. El castigo para los que mienten e ignoran las verdaderas necesidades de los jubilados que hicieron con su esfuerzo y dedicación el país en que vivimos, se traduce en las urnas. Los resultados de la última elección lo demuestran.
Luis A. Cerruti
lcerruti@hotmail.com.ar
Voces, reclamos y esperas de jubilados
Mi papá tiene 92 años, comenzó a trabajar a los 14, en la época que te compraban el primer pantalón largo para ir a trabajar. Hizo una carrera en entidades bancarias forjada en la honradez, se jubiló como tesorero del Banco Hipotecario en 1982 y su jubilación no le alcanza para vivir decentemente.
Como hija y abogada inicié su juicio de reajuste previsional y desde el 13 de diciembre de 2010 tiene sentencia firme, pero como la ANSeS perdió su expediente principal sin dejar rastro alguno de sus años de aportes se ampara en esto para no abonarle lo que ordenó la Justicia.
Mi papá cobra de jubilación $3.200, siendo la remuneración acorde a su puesto y antigüedad de una persona en actividad de $20.000. Con la edad que tiene mi padre, ya he presentado todo tipo de intimación, historia clínica, cartas documentos, etc., pero la ANSeS es indiferente. Yo me pregunto: ¿qué esperan?
Silvina Iglesias
Silvinaigle@hotmail.com
Adhiero a la carta de Ferdinando Nasi, publicada el 7 de septiembre, en la que informa del maltrato que padeció en la sucursal San Isidro del Banco Nación. Allí, para percibir su haber mínimo, debió realizar obligatoriamente la apertura de una caja de ahorro y tarjeta de cobro. Como bien dice, los mayores no entendemos de máquinas y quedamos expuestos a que nos coloquen billetes falsos y/o ser esperados fuera del cajero por un delincuente que nos arrebate.
Idéntico caso padecimos quienes el 15 de agosto en la sucursal Plaza Miserere del mismo banco se nos exigió el trámite, y algunas personas comenzaron a descompensarse por mayor tiempo de demora. Al punto de requerirse la presencia de la ambulancia del SAME para algunos traslados al Hospital Ramos Mejía.
No sería necesario transitar por una pesadilla para percibir $ 2.100 si la ANSeS conjuntamente con el Banco Nación hubieran anticipado por carta la obligatoriedad de cumplir este requisito, fijando fechas para realizarlo ordenadamente. No es posible tanta humillación, desprecio y maltrato con los jubilados.
Lucía Caffarello
luccicaffa@hotmail.com
El Gobierno, tras las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), reconoce la inseguridad física, y moviliza 4.000 gendarmes. Scioli nombra al “mano dura” de Granados. Se habla del botón de pánico para jubilados indefensos. Pero ¿cuál es la seguridad jurídica que ofrece la ANSeS, de la que nadie habla? En mi caso, con juicio iniciado en 2006, es nula. Pido el reconocimiento de mi legítima condición docente de toda la vida, insólitamente ignorado como maestro, desde el 1° de septiembre de 1956, ininterrumpidamente, hasta jubilarme el 31 de diciembre de 1990, como inspector odontólogo en la Dirección Nacional de Sanidad Escolar.
Tampoco se me concede, arbitrariamente, la debida actualización de mi haber jubilatorio, según suplemento docente decreto 137/05. El expediente, con sentencia, permanece detenido desde hace largos meses en la Dirección de Verificación Moreno 437. Sólo falta una firma para la liquidación final y el cobro. ¿Por qué tamaña demora? Me pregunto si acaso de nada valen mis 83 años, con 3 recientes cirugías mayores, la última de columna, que limita mi motricidad.
Carlos Bottino
carlosbottino@fibertel.com.ar
Un tema que parece haber salido de la agenda de los legisladores es el 82% móvil a las jubilaciones y pensiones. No es necesario recordar que es una garantía constitucional; que hace poco existió un proyecto de ley vetado por la Presidenta y desde allí no se habló más. Es necesario reflotarlo y exigirlo cada vez con mayor intensidad, dado que la ANSeS cuenta con un presupuesto que diversifica a otros destinos que no tienen nada que ver con cumplir con esta prioridad.
Además, en los reajustes con sentencia firme tampoco se cumplió como lo ordenaba la Corte Suprema de la Nación con la doctrina del caso Badaro. Entonces los magros haberes que se ajustan dos veces al año por la Ley de Movilidad Jubilatoria dan como resultado que su monto sea una miseria.
Es una calamidad que el 80% sean haberes mínimos, que en los hechos condenan a los ancianos que aportaron durante 30, 40 o más años a no poder satisfacer con ellos sus necesidades básicas.
Mario Parafati
malepara@yahoo.com.ar