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30/03/13 Clarin
“Tiene 76 años, no es viejo ni desechable”
El tiene 76 años y sonríe. Las personas que lo rodean lo han considerado humilde, intelectualmente brillante, sabio y con una capacidad de amar, que puede transformar la realidad que lo rodea. No es viejo. No es desechable. No es olvidable.
El puede y quiere asumir responsabilidades, por eso sonríe y saluda con su bonhomía de costumbre. Por tener 76 años, en algunos países sin educación, sin cultura, sin corazón, sería un despojo humano. Haría colas inmensas, a horas desacostumbradas para conseguir un turno para el médico y seguramente se lo otorgarían para dentro de dos o tres meses.
Y posiblemente debería esperar años para poder tener una jubilación digna, luego debería hacer juicios por actualización de haberes o malas liquidaciones. A él no le pagarían el 82% de su salario, pues, ¿para qué lo utilizaría a los 76 años, si ya no es un ser útil para la sociedad?
El en estos países esperaría meses por una prótesis o debería pagar porcentajes variables de los medicamentos que necesitara. El con sus 76 años si hiciera juicio debería soportar las faltas de respeto, el “apurate viejo”, el “¿qué sabés, si eso fue hace cincuenta años?”, la desconsideración social y la humillación familiar en algún caso, como no hablarle, ya que no escucha bien.
El no sería invitado a las festividades escolares, ni existiría un día en su honor como en Japón. Por suerte y gracias a Dios él tiene 76 años y el Espíritu Santo lo bendijo. Ojalá Dios ilumine los corazones de quienes en Argentina ignoran que a los 76 años se es una persona íntegra, con habilidades para enseñar, pensar, escribir, viajar o amar y le dé los recursos que esas capacidades requieren. El es Francisco, el Sumo Pontífice: ¡Dios lo bendiga!
Miguel Angel Reguera
Voces, reclamos y esperas de jubilados
El 21 de marzo se informó por radio que la Presidenta se colocó la vacuna antigripal, dando un ejemplo de prevención.
Poco más tarde, hablé a PAMI y aún no sabían cuándo se dispondría de esas vacunas para los jubilados, que justamente son uno de los sectores más vulnerables a la gripe.
Lamentablemente no sé que conclusión sacar: ¿hay o no hay privilegiados? La Universidad Nacional del Sur hace un mes que la provee a sus profesores mayores.
César Prozzi
Así es, otra vez PAMI, pero en esta ocasión la situación es diferente. Hace unos días tuve un problema con la salud de mi madre y debí recurrir al mismo para su atención. Confieso que llegué cargado de prejuicios respecto al funcionamiento de la institución.
Cual fue mi sorpresa al encontrar un grupo de empleados administrativos, médicos, camilleros, mucamas, etc. de una calidad y calidez llamativa, más aún cuando a veces están condicionados por la precariedad de los recursos, la tecnología, las instalaciones y los insumos de que disponen.
Qué bueno sería que el Estado dedicara más recursos a la infraestructura de este tipo de instituciones destinadas justamente para quienes no pueden recurrir por motivos económicos a otras opciones. Sólo me resta agradecer en nombre de mis familiares al personal que conocí: doctores Victoria Acuña, Angel Allocco, Pablo Torregiani y muchos otros de los que desconozco sus nombres.
Alfonso Morales Chanu
Soy, jubilado por invalidez (beneficio N°090960168304) e inicié un reclamo judicial a la ANSeS por haberes mal liquidados. El juzgado federal que interviene es el N° 7 bajo expediente 63887/2010. El mismo tiene sentencia definitiva desde el 2011 y hasta el momento, a pesar de las intimaciones realizadas, la ANSeS no me ha pagado lo que legítimamente me corresponde.
Tengo 77 años y estoy reclamando algo justo. Espero que las autoridades cumplan con la ley para tener una vida más digna y poder viajar a España a conocer a mi nietita recién nacida. Yo me pregunto: ¿cuánto tiempo puede esperar un jubilado para ver que la ley se cumpla en nuestro país?
Jorge R. Pérez
Agradezco la posibilidad de dar a conocer mi caso, ya que el periodismo con su sensibilidad se involucra realmente en los problemas de la gente.
Tengo 63 años, 30 de ellos de docencia. En diciembre de 2008 me dictaminaron la jubilación por incapacidad por mis padecimientos: trastorno bipolar tipo II, trastorno histriónico de la personalidad, diabetes tipo II, angioplastia coronaria esclerótica, obesidad grave y síndrome metabólico.
Estamos en marzo de 2013 y aún no me jubilaron, en consecuencia hace meses que no cobro sueldo, ya sea por mis inasistencias justificadas o bien porque el Banco Provincia, con el que estoy endeudada en un préstamo y la tarjeta Visa, me bloqueó mi cuenta sueldo.
Ustedes se preguntarán ¿cómo se mantiene con vida esta mujer? Gracias a Dios les puedo responder que por la solidaridad de mi familia y algunas amigas. Busqué todas las maneras por las cuales podía resolverse mi situación y no tuve respuestas. Necesito, y me corresponde, la jubilación María Ema Gutiérrez
Leo diariamente Clarín y me gusta cómo defiende a los jubilados. Yo soy uno de ellos, tengo 84 años, y quiero contar la siguiente historia, que me pasó recientemente. En noviembre de 2010 compré un calefón de marca muy acreditada y desde esa fecha se rompió cuatros veces. La última hace poco.
El repuesto del diafragma, que realiza el trabajo de encender cuando sale el agua, está confeccionado de caucho reconstituido y no como sería lo correcto de caucho natural y fabricado por la misma empresa.
Le pregunté al vendedor: ¿por qué son tan caros y defectuosos? Y me contestó: “A vos te gusta comer diariamente, a mí también”.
Esto ocurre porque está cerrada la importación. Si entraran productos de otros países los industriales argentinos, al tener competencia, se esforzarían en fabricar productos de mejor calidad.
Osvaldo R. Alvis
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