domingo, 31 de mayo de 2015
La igualdad ante la Constitución Nacional no existe
Síndrome de Atención Deficiente Activado por la Edad. SADAE
Se manifiesta así:
Decido lavar el coche.
Al ir hacia el garaje, veo que hay correo en la mesita de la entrada.
Decido echar un vistazo a las cartas antes de lavar el coche.
Dejo las llaves del coche en la mesita, voy a tirar los sobres vacíos y los anuncios en el cubo de la basura y me doy cuenta de que está lleno.
Decido dejar las cartas, entre las que hay una factura, en la mesita, y llevar el cubo a vaciar en el contenedor.
Entonces pienso que, ya que voy al contenedor, puedo pagar la factura con un cheque y echarlo en el buzón que está al lado del contenedor.
Saco del bolsillo el talonario de cheques y veo que sólo queda uno.
Voy al despacho a buscar otro talonario y encuentro sobre la mesa la Coca Cola que me iba a beber y se me había quedado olvidada.
Retiro la lata para que no se vierta sobre los papeles y noto que se está calentando, por lo que decido llevarla a la nevera.
Al ir hacia la cocina me fijo en que el jarrón de flores de la cómoda de la entrada está sin agua.
Dejo la Coca Cola sobre la cómoda y descubro las gafas de cerca que he estado buscando toda la mañana.
Decido llevarlas a mi escritorio en el despacho y después, poner agua a las flores.
Llevo las gafas al despacho, lleno una jarra de agua en la cocina y de repente, veo el mando del televisor.
Alguien se lo ha dejado en la mesa de la cocina.
Me acuerdo que anoche lo estuvimos buscando como locos.
Decido llevarlo al salón, donde debe estar, en cuanto ponga el agua a las flores.
Echo un poquito de agua a las flores y la mayor parte se derrama por el suelo.
Por lo tanto vuelvo a la cocina, dejo el mando sobre la mesa y cojo unos trapos para secar el agua.
Voy hacia el hall tratando de recordar qué es lo que quería hacer con estos trapos.
Al final de la tarde:el coche sigue sin lavar,no he pagado la factura,el cubo de la basura está lleno,hay una lata de Coca Cola caliente en la cómoda,las flores siguen sin agua,sigue habiendo un solo cheque en mi talonario,no consigo encontrar el mando de la teleni mis gafas de cerca,hay una fea mancha en el parquet de la entraday no tengo ni idea de dónde están las llaves del coche.
Me quedo pensando cómo puede ser que sin haber hecho nada en toda la tarde haya estado todo el rato danzando y me encuentre tan cansado.
Hazme un favor: envía este mensaje a todos los que conozcas, porque no me acuerdo bien de a quién se lo he enviado y no te rías, porque si aún no te ha llegado, ya caerás.
P.D: Perdón por la letra tan grande, pero aún no he encontrado las gafas.
Abuelos
lunes, 25 de mayo de 2015
Para los especialistas, "hay que dejar de asociar vejez con demencia"
14.05.2013 14:40
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adultos mayores
http://www.telam.com.ar/notas/201305/17584-para-los-especialistas-hay-que-dejar-de-asociar-vejez-con-demencia.html
En el marco del debate sobre el pedido de los hijos del ex jugador de River, Alfredo Di Stéfano, de declarar incapaz a su padre, especialistas en gerontología, neurología y derecho aseguraron que "hay que dejar de asociar vejez con demencia" y que "no toda deterioro cognitivo genera incapacidad jurídica".
Los profesionales consultados por Télam evitaron referirse al caso en particular del actual presidente de Honor del Real Madrid pero coincidieron en que "los pedidos de incapacidad por parte de los familiares de los adultos mayores suelen ser una herramienta que se utiliza cuando existe en juego una herencia o bien cuando se ponen en cuestión situaciones como nuevas parejas".
"Más allá del debate del caso del ex jugador es importante que como sociedad entendamos que el adulto mayor puede decidir. No todas las personas mayores tienen demencia y, aún cuando exista algún deterioro cognitivo, esto puede no afectar su discernimiento", dijo a Télam el psicogerontólogo Ricardo Iacub.
Docente de la cátedra de Vejez y Tercera Edad de la Facultad de Psicología de la UBA, Iacub describió que "con el paso de los años existe un declive del nivel cognitivo que se traduce en una disminución en el desempeño por cambios fisiológicos, pero esto es diferente a tener una patología".
"Aún cuando existe deterioro cognitivo, no siempre éste afecta las funciones de la personas. Por ejemplo, yo tenía un paciente con problemas de memoria pero que comprendía perfectamente la realidad y tenía capacidad de decidir", detalló.
En el mismo sentido, el médico psiquiatra Pablo Richly, jefe de la Clínica de Memoria de INECO, aclaró que "la demencia no necesariamente produce incapacidad" y explicó que esta última se da cuando "la persona pierde su capacidad de discernir y, por tanto de tomar decisiones".
"Esto tiene que ver con la seguridad de la persona, el autocuidado y el cuidado de los demás porque una persona con un deterioro grave no tiene libertad de decidir porque está bajo la influencia de su patología", añadió.
A principio de mayo, los hijos de Di Stéfano, de 86 años, se presentaron ante la justicia madrileña para solicitar su declaración de incapacidad ante la intención del ex jugador de River, Huracán y Real Madrid de querer casarse con una mujer 50 años más joven que él que fue su secretaria durante una década.
Dos días después, los descendientes del crack publicaron un comunicado en el que argumentaban que la "decisión de promover la incapacitación de nuestro padre se basa, exclusivamente, en el deseo de favorecer su máxima protección en todos los órdenes de su vida".
"No sucede siempre y no puedo opinar en el caso concreto de Di Stéfano, pero la estrategia de pedir la incapacidad o interdicción de una persona es común entre los herederos", señaló la doctora en Derecho María Isolina Davobe.
La letrada describió que "basado en el prejuicio de que no pueden establecer nuevas relaciones amorosas o de que no tienen capacidad para hacer buenos negocios, muchas veces se intentan cercenar los derechos de las personas mayores".
"La capacidad es una regla de oro en nuestra jurisprudencia, tanto en Argentina como en España, y se trata de una condición que una vez que se adquiere a los 18 años no se puede restringir salvo que lo determine un juez", sostuvo.
Davobe, directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad de la Universidad Nacional de Rosario, explicó que "en Argentina existe la figura de incapacidad y de inhabilitación. La diferencia es que la primera implica una restricción total de las decisiones y la persona queda bajo la `tutela` de un curador, en tanto en el segundo caso el curador es alguien que `asiste`".
Y a modo de ejemplo describió que una persona incapaz no tiene firma para ningún acto, en tanto una persona declarada inhábil firma junto a su curador.
"Un elemento importante en el derecho argentino a partir de la Ley de Salud Mental es que en el caso de que un juez determine la incapacidad debe hacer una lista de las cosas que esa persona tiene restringidas, en tanto todo lo que está por fuera lo tiene permitido", sostuvo.
Los especialistas coincidieron también en que "existen casos en los que la seguridad de la persona está en juego, entonces esta medida es una forma de ponerlos a salvo".
"Hay indicios a los que conviene estar atentos y que resumimos en la frase `algo está pasando`. No se trata de que la persona baje el rendimiento, algo que es normal, sino de que empieza a tener conductas que antes no tenía como agresividad o incapacidad de resolver problemas de la vida cotidiana", describió Richly.
En tanto Iacub añadió que "cuando vemos dificultades para desarrollar actividades de la vida diaria conviene consultar con un especialista; hay veces que con asistencia en determinadas funciones el problema se resuelve y la persona conserva su autonomía".
“Determinar que una persona tiene deterioro cognitivo no es algo que se pueda hacer en una sola entrevista y, además, tiene que estar respaldado por una prueba objetiva que consiste en la realización de diversos test neuropsicológicos”, concluyó Richly.
Debemos dejar de asociar vejez con enfermedad
Clarín
- 24 May 2015
- Norberto Rodriguez Secretario General de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA
Es cardinal promover el diálogo intergeneracional, eslabón que posibilita el tránsito creativo”.
Una sociedad sin memoria opaca su destino. A una sociedad rencorosa el infortunio la acecha. En la Argentina nos estamos acostumbrando a tropezar recurrentemente con los fracasos. Habituarnos a las derrotas éticas sólo puede proyectar un horizonte neblinoso.
El valor y la dignidad de las investiduras son groseramente bastardeadas. Lo propio sucede con las instituciones. Es un desafortunado aluvión histórico que arrastra todo a su paso. Si la política es la herramienta más idónea para que fructifique la epopeya de lograr el bien común, los resultados que devuelve la realidad exponen un fracaso con sonido de estrépito. Ni hablar de la calidad de los temas que llenan de vacío los debates. La soberbia de creer que lo nuevo nada le debe a lo anterior, a lo viejo, es un rasgo de idolatría y profundo egoísmo. Quienes así piensan no perciben que el paso de lo nuevo a lo viejo es cuestión de poco tiempo, de lapsos efímeros. Convendría re- flotar más frecuentemente el principio de alteridad. “Nosotros vivimos en un tiempo en el que los ancianos no cuentan. Es feo decirlo, pero se descartan, ¡eh! Porque dan fastidio. Los ancianos son los que nos traen la historia, nos traen la doctrina, nos traen la fe y nos la dan en herencia. Son los que, como el buen vino, tienen esta fuerza dentro para darnos una herencia noble”, aconseja sabiamente el Papa Francisco.
En el judaísmo los ancianos son los protagonistas de las Sagradas Escrituras. Moisés inició su liderazgo a los ochenta años de edad. El consejo y la formulación ética de los ancianos constituían pilares en la conformación familiar y comunitaria judaica. Leamos a Job: “La sabiduría está en los ancianos y el entendimiento es fruto de su avanzada edad”. “Tu Señor ha ordenado que adoréis sino a Él y que seáis benévolos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no seáis insolentes con ellos y ni siquiera les digáis: ¡Uf! Y háblales con dulzura y respeto. Trátales con humildad y clemencia...... Ten misericordia de ellos como ellos la tuvieron conmigo cuando me educaron siendo pequeños”, nos dice con elocuencia el Corán. Comparte el Rabino Abraham Skorka una anécdota ilustrativa. Se trata de un joven que altanero se dirige a una persona mayor: “¿Qué sabes vos de la computadora y de todos los nuevos elementos electrónicos que se están generando a una velocidad tremenda?”. Luego de escucharlo pacientemente, el adulto le responde: “Sabes qué es lo que pasa, mi generación fue la que creó todo eso”. La sobreabundancia de tecnología y de mecanismos de comunicación automatizados hace que vayamos perdiendo, generalmente sin tomar conciencia del hecho, la sana costumbre del contacto personal.
Las relaciones humanas van cediendo en intensidad y el individualismo extremo, síntoma que caracteriza esta época de “sobremodernidad” -como advierten algunos filósofos-, va ganando un espacio que luego resultará difícil
disputarle. Es cardinal promover el diálogo intergeneracional, eslabón que posibilita el tránsito creativo de las sucesivas etapas de la vida. Tiene una enorme riqueza y es fuente de inspiración para que la humanidad se reconozca a sí misma.
Abruman nuestras conciencias tragedias que tienen a ancianos como víctimas. Recientemente fuimos sacudidos por el luto ante la muerte de abuelos internados en un geriátrico incendiado en Belgrano. A la vez, los mayores son los escogidos por los maleantes. En sus cacerías los golpean, martirizan, roban y, en no pocas ocasiones, asesinan. Es una prueba más de la ausencia oficial allí donde la vida requeriría ser preservada a través de la racionalidad de los controles y el combate serio y sistemático al delito. Concluyendo, la vejez no es una enfermedad, probado científicamente, y las funciones cognitivas no se vinculan mecánicamente con los años. Es alentador que el Estado se preocupe por los adultos mayores. Por ejemplo, ocupándose de que perciban un haber jubilatorio que no deprede derechos y haga más placentera la vida de los “viejos”. Lo que el Estado debiera evitar es caer en la desmesura de los tribunales sanitarios.
Un cambio en la concepción del sistema jubilatorio
Clarín
- 24 May 2015
- Aldo Neri Ex ministro de Salud
Hay una mitología social sobre los viejos y la seguridad social. Uno de sus íconos es el ‘merecido descanso”
Le prevengo, porque usted está a tiempo de no seguir leyendo: este es un artículo antipático, porque disiente con mucho de lo que se escucha sobre el jubilado. Pero no sería honesto si lo escribiera distinto.
Hay una mitología social sobre los viejos y la seguridad social que la política refleja. Uno de sus íconos conceptuales es el “merecido descanso” que otorga la jubilación; otro, los derechos por haber pertenecido al sistema “contributivo”; y otro, la justicia del 82% móvil. Comentemos estos tres.
Para muchos “adultos mayores” - eufemismo de los viejos- la jubilación no sólo es una merma importante en sus ingresos, sino también una catástrofe psicológica y en su inserción familiar y social, hayan deseado el retiro o le sea impuesto por la realidad. La mayor parte de las personas de 65 años hoy están con vitalidad harto suficiente para seguir una vida ac-
tiva, que algunos encuentran facilitada por las oportunidades que brinda su medio. Pero muchos no tienen esa posibilidad. La imagen clásica de jubilados o pensionadas “descansando de la vida de trabajo”, jugando a las cartas o charlando mientras en la tarde circula el mate (o el té, según la clase social) viene de tiempo atrás.
Frustración para quienes en promedio van a vivir cerca de quince años más. Y esto en algunos engendra variable deterioro que los hace durar en la vida pero insatisfechos, y ser más vulnerables y necesitados de cuidados especiales.
La respuesta a esto no es fácil ni puntual; como siempre los objetivos en política social, requieren instrumentos convergentes. Algún retoque en nuestra legislación laboral será probablemente necesario, por ejemplo, para facilitar cosas como que un ya jubilado o jubilada siga trabajando, pero menos horas, con disminución proporcional de su salario y sin pérdida de sus derechos de la seguridad social. Dirán algunos que este camino obstaculiza la incorporación al trabajo de la generación joven; y para responder a esto con un ejemplo histórico mucho más masivo: ¿alguien puede afirmar y probar que la irrupción de la mujer en ese mercado durante las últimas décadas significó un crecimiento del desempleo masculino?
Y en cuanto al segundo y tercer íconos que comentamos, debemos como sociedad hacernos cargo de que el sistema jubilatorio argentino fue administrado con frecuente capricho e improvisación desde su nacimiento; no es realista, por ende, insistir sólo en la herencia de los derechos y no de los errores históricos, muchos de los cuales fueron ingenua y largamente aplaudidos en su momento.
Por otra parte, si fuera que radican los derechos en la índole contributiva del sistema vigente, la realidad es que desde hace años hay una participación muy importante de los impuestos
generales en la financiación del sistema, impuestos que paga toda la población y no sólo los insertados en la economía en blanco. Y esto sólo puede corregirse por la transformación de la seguridad social en un sistema universal inspirado en el concepto de ciudadanía, con predominio de la financiación de rentas generales del Estado, y que otorgue beneficios básicos a todos, en el caso jubilatorio con independencia de la historia laboral, reconociendo y premiando en un segundo escalón las historias personales de vida.
No será el beneficio recibido el 82% del salario de la vida activa, estandarte mítico de imposible cumplimiento sin introducir en el sistema fiscal inequidades aún mayores que las existentes, pero sí será justo fijar el piso de proporcionalidad de la jubilación básica con el salario básico que fije la ley.
Advertí que era un artículo antipático. Y para cerrarlo con una posible coincidencia en relación a la vejez: que una cosa es adaptarse a las limitaciones que la naturaleza va imponiendo, y otra muy distinta retirarse. Completamente, no hay que jubilarse nunca.
¿Dignidad es cobrar $ 3.800, que no alcanzan para vivir ni 15 días?
Clarín
- 23 May 2015
- Correo: Tacuarí 1840, C1140AAN Fax: 4309-7200/7319 Email: cartasalpais@clarin.com Mario A. Parafati malepara@yahoo.com.ar
Hace días escuché a Diego Bossio, director ejecutivo de la ANSeS, hablar en un acto de homenaje a los trabajadores y al referirse a los jubilados utilizar repetidamente el término dignidad. Pregunto: ¿para el funcionario dignidad significa cobrar $ 3.800, que no alcanzan para vivir ni 15 días, ya que son devorados por la inflación y esto después de haber trabajado y aportado por más de 30 años?
¿Dignidad es que después de 4 años no se haya modificado la suma de 100 pesos mensuales de la asignación por cónyuge que perciben los jubilados? ¿ Dignidad es no pagar sentencias judiciales, en particular a los que tienen 80 o 90 años a pesar que tienen prioridad por la edad para cobrar?
¿ Dignidad significa cobrar el Impuesto a las Ganancias a jubilados que apenas ganan un poco más de $ 6.000 mensuales? ¿Dignidad significa que los fondos de la ANSeS se utilicen en inversiones en Aerolíneas Argentinas y otras empresas en cambio de ser usados para mejorar a los dueños de esos fondos? ¿Dignidad significa un fondo de garantía cada vez más disminuido porque se han vendido las acciones y sus fondos se utilizan para tapar agujeros del Tesoro Nacional, afectando seriamente los pagos de las jubilaciones presentes y las futuras?
Entonces al utilizar los términos seamos lo suficientemente coherentes con nuestras acciones, porque los hechos difieren por completo con la triste realidad que soporta estoicamente la clase pasiva desde hace años.
domingo, 17 de mayo de 2015
Ya pasó casi un año y mi mamá sigue esperando que PAMI le dé el audífono”
Clarín
- 16 May 2015
- Daniel Mana danieleltero@hotmail.com
El 28 de mayo de 2014, Espirita Mana, de 84 años y con dificultades para desplazarse, tuvo que viajar 30 km para ser atendida por una fonoaudióloga de Lujan (B), para hacerse por PAMI el audífono que tanto necesita porque está casi sorda. Al poco tiempo se publicó en Clarín mi carta con el reclamo, pero parece que ninguna autoridad la leyó.
Pasaron los días, las semanas y los meses y aún sigue esperando el audífono. A su edad y en sus condiciones cada día se le suma un sufrimiento y una angustia que no merece nadie que, como ella, ha trabajado duramente desde muy joven.
Por favor, no puede aguardar más tiempo. Espero que esta carta sirva para que se solucione esta impiadosa situación y para que logre una merecida mejora en su calidad de vida.
Ya ha transcurrido casi un año, se han realizado trámites, gestiones, solicitudes, se han escuchado reiteradas promesas pero todo fue en vano porque lo importante, el audífono, no llega.
Tengo para agregar que iniciamos un expediente en la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Mercedes en diciembre 2014 y vamos a realizar una presentación ante el PAMI.