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- 05/09/15
OTRAS CARTAS. Voces, reclamos y esperas de jubilados
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El 8 de febrero de 2014, Clarín me publicó la carta (“Mamá tiene Alzheimer, el PAMI la ignora”). En ese momento, estaba pagando un geriátrico privado. Recuerdo que un señor me ayudó, escuchó y contuvo. Nos dieron un geriátrico por el PAMI y la pudimos pasar a uno en Pringles al 600, en Almagro, Cuando empezó a vivir ahí, teníamos una persona que iba de 10 a 14, porque la atención no era la mejor y además le hacia compañía. En junio de 2014, mi mamá se cayó y se fracturó la cadera, eso fue a las 7 de la mañana, y recién al llegar la persona que la acompañaba llamaron a la ambulancia.
Ella fue operada en el Sanatorio Güemes y a los 18 días ya estaba parada y caminando. La reingresamos al geriátrico pidiendo permiso para que una persona se quedara de noche, pero fue denegado. Ese mismo día, a las 3 de la madrugada, nos llamaron porque mi madre estaba con el fémur fuera de lugar y la prótesis rota. Le habíamos pedido por favor el cuidado, ya que debido al Alzheimer ella no tiene conciencia de lo que hace, pero la dejaron sin ningún tipo de cuidado. Volvimos a caer en el Sanatorio Güemes, otra vez operación, un virus intrahospitalario y recién a los 60 días pudieron volverla a operar. Ya habían pasado más de 90 días que no caminaba, y el 25 de agosto pasado se cumplió un año. Sigue internada en el Güemes, sin poder caminar, ya perdió toda la masa muscular y no tiene posibilidad de recuperación.
Hoy, mi mamá está discapacitada. Hice la denuncia en el PAMI y la repuesta fue que ellos no podían controlar todos los geriátricos, pero siguen trabajando con ellos. Y lo peor: la gente sigue siendo mal tratada. Hoy me sale más caro que si la tuviera en un geriátrico privado. Espero que en algún momento la Justicia pueda determinar que mi mamá, a pesar de que es una persona enferma, tenía y tiene derecho a ser bien cuidada. Lo único que agradezco es la atención del Güemes. Médicos, enfermeras, mucamas, a los chicos que le traen la comida, que siempre la han tratado muy bien.
Claudia Orlandi
Clauorlandi@hotmail.com
Voces, reclamos y esperas de jubilados
Me dirijo a todos mis compañeros jubilados y a quienes estén a punto de serlo. Yo, en mi caso, pagué más de 30 años, y la categoría en que el Estado me encasilló fue la “D”: cobro la mínima, que ni siquiera cubre la canasta básica alimentaria.
Les recuerdo que el 6 de julio del 2008, el actual Estado dijo que no apelaría fallos que ordenen subas a jubilados, con resolución publicada en el Boletín Oficial, el 4 de julio del 2008, N° 955; y dice que de igual forma, la ANSeS tampoco apelará las sentencias que apliquen el 82% o el 85% móvil en los regímenes especiales de docentes, investigadores y diplomáticos. Recuerdo que el titular de la ANSeS de ese entonces fue Amado Boudou. Yo llevo años esperando una resolución de la Justicia, que ya en tres juzgados ordenó se me pagaran y reajustaran mi jubilación, hoy está a la espera en un juzgado federal de Rosario.
José González
gonza_josea@hotmail.com
¡Suenan las trompetas! Es que la Presidenta nos ha acordado el aumento correspondiente a setiembre: nada menos que unos $ 14,33 por día, suficientes para un litro de leche y dos pancitos. ¿Qué más podemos pretender los que hemos aportado mas de 40 años, para hoy poder disfrutar del estado de bienestar? Los que andamos por los 80, todavía tenemos tiempo para disfrutar de esta vida de jolgorio que nos da la situación de ser jubilados y cobrar el haber mínimo de unos $ 4.299.
¿Sería tan costoso para el país, que por lo menos el haber mínimo sea similar al del Salario Mínimo Vital y Móvil? Si bien lo nuestro es un haber jubilatorio, éste está dado por haber aportado cerca de 50 años de nuestra vida, y por lo tanto podría equipararse por lo menos al mismo, como lo han hecho con los detenidos por haber cometido algún delito. Queda para los futuros gobernantes estudiar concienzudamente una nueva ley jubilatoria, que contemple la situación de los mayores que luego de haber dejado un pedazo de su vida trabajando para engrandecer a este bendito país cobran lo que cobran.
Roberto Vitale
rovitale@ymail.com
Soy afiliado a PAMI, con beneficio N° 130602627902. Tengo 90 años ya cumplidos y poseo discapacidad auditiva y motriz. El 23 de junio de 2015 tuve un accidente doméstico: doble fractura del brazo derecho, entre el codo y el hombro.
En la Guardia del Hospital Durán me hacen radiografías y me envían a casa para que me haga atender por el PAMI. El 24 voy al Hospital Francés, y me derivan al Clínicas, donde me dicen que me darán un turno para operarme. Sin novedades, vuelvo el 29: cambian el yeso y prometen darme el turno para la cirugía. El 17 de junio me designan el Centro Gallego, donde me dan turno para operarme el 22 primero, y el 29 después, por error en el material enviado por PAMI. En una nueva fecha del 5 de agosto, me llevan a la sala de operaciones y me informan que sigue el problema con el PAMI, y me regresan a casa.
Los llamados al 138 no dan soluciones, pues el PAMI acusa al médico por haber dado su visto bueno a lo recibido. ¿Tener 90 años me convierte en un ciudadano descartable? Al momento de escribir esta carta seguía sin operarme.
Roberto Biondi
roberto_biondi@yahoo.com
La presente carta tiene por objeto informarles a los lectores de la página de jubilados de Clarín, que en la confitería del Hospital Español, donde la mayoría de los pacientes somos beneficiarios de PAMI, el costo de una botella de plástico de cualquier bebida gaseosa de 500 ml, es de $ 34.
Es realmente una vergüenza que en un lugar donde la mayoría de los concurrentes somos jubilados, nos cobren lo que nos cobran.
Ernesto Brodsky
embrodsky@gmail.com
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