Impuesto a las Ganancias

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• Política
• 05/12/15

Un impuesto que grava a operarios

Análisis

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• Ismael Bermúdez

• Ismael Bermúdez

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La exclusión del medio aguinaldo del cálculo de Ganancias es tan solo un leve paliativo en un impuesto que de progresivo se convirtió en regresivo al gravar con iguales tasas máximas del 31 o 35% a asalariados de sueldo medios que a altos ejecutivos o multimillonarios. Ese impuesto está plagado de distorsiones que generan inequidades entre quienes tienen iguales ingresos. Que con una inflación del 1.200% desde el año 2000, todavía contiene escalas salariales sobre las que se aplican las alícuotas que están congeladas hace 15 años, de la época de De la Rua. Que gravita en forma exagerada en los ingresos de quienes se desempeñan en relación de dependencia, sean jubilados o realicen actividades autónomas. Y que absorbe una parte creciente de cada aumento salarial incluso si, por la mayor inflación, disminuye el poder adquisitivo del trabajador.

Si en el pasado Ganancias alcanzaba a gerentes o supervisores, hoy golpea a empleados medios, operarios calificados y hasta jubilados porque el mínimo no imponible está más que desactualizado. Por eso, cada vez son más los que sostienen que “el salario no es Ganancia” y que los ingresos, que tienen un carácter alimentario, no deberían estar alcanzados por este impuesto por lo menos para los que cobran menos de $ 40.000 de sueldo bruto. Más aún cuando el IVA – un impuesto al consumo– trepa al 21%, castigando más a los que menos ganan, mientras la renta financiera está exenta.