martes, 21 de febrero de 2012

Voces, reclamos y esperas de jubilados

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18/02/12 - 00:15 - Clarin

Tengo 96 años, y ya no sé que más hacer para cobrar lo que me corresponde. Soy un hombre viejo que trabajó toda la vida (LE 1.292.025), con un fallo de reajuste de haberes favorable, pero que sin embargo la ANSeS se empeña en no pagar. ¿Hasta cuándo me van a hacer esperar? Quisiera poder disfrutar un poco con mis bisnietos.
Avelino Bertello
andresdaleo@hotmail.com


Una parte numerosa de los trabajadores recibe parte del sueldo como no remunerativo y no bonificable. Por lo tanto, no se lo tiene en cuenta para el aguinaldo, obra social y principalmente para la jubilación. En este caso están los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Los jubilados del Banco Provincia cobran aproximadamente un 65% de lo que deberían. El día en que se jubilan empiezan a padecer necesidades, cuando en realidad deberían gozar del “jubileo” de su jubilación. Les pido a las autoridades del Banco que solucionen esta anomalía, sus empleados y jubilados se lo agradecerán.
Carlos Martinelli
clmarti@speedy.com.ar


Señora Presidenta, en marzo “su vergonzante movilidad” será de 17,62%, lo que es una tropelía más contra los jubilados. Tampoco ningún gremialista parece recordar que los jubilados hemos sido trabajadores y hemos aportado cumpliendo con la ley, para que al momento de cesar en nuestras actividades laborales pudiéramos seguir teniendo una vida digna.
El jubilarnos y no aportar más a los sindicatos parece ser la llave para convertirnos en una lacra social, ignorada y vapuleada por “gobernantes” y sindicalistas.
Hoy los sindicatos hablan de paritarias con índices de aumentos que tengan en cuenta la verdadera inflación y los gremios solicitan entre un 30% y un 36%.
Ante estas cifras, lo que el Gobierno otorga de “aumento” a los jubilados se convierte ni más ni menos que en un nuevo atropello para los adultos mayores.
Hoy se pretende que un jubilado, a partir de marzo, sobreviva con $ 1.687, esto sumado a que anteriormente el Gobierno se hizo el distraído y no otorgó la mísera dádiva de fin de año, que si bien es una limosna, hubiera ayudado en algo a menguar el padecimiento de tantos de nosotros.
Muchos jubilados a los que aún nos queda fuerza no cesaremos en nuestros constitucionales reclamos para impedir que nos sigan condenando a una muerte indigna.
Zulema Arques y Francisco Viotti
andrea.martin75@yahoo.com.ar


Ni el Gobierno ni la CGT de Moyano ni la otra CGT de Barrionuevo ni la Corte Suprema de Justicia, cuyos fallos no son respetados, defienden a los pobres y sumergidos jubilados. Que todos estos personajes hagan la prueba de vivir con 1.687 pesos por mes. La hipocresía no conoce de límites.
Oscar Risicato
oscarrisicato@yahoo.com.ar


Fue el gobierno del General Perón quien en 1954 dictó la Ley 14.370 por la cual se creaba el Instituto de Previsión Social, donde iban a parar los aportes de la patronal y los trabajadores, ente autárquico donde el Estado no podía meter arbitrariamente la mano, pues el dinero no era del Estado, sino de los trabajadores.
Ese era un gobierno peronista, de justicia social (por ello justicialista) y con un claro sentido nacional. Hoy el dinero es manejado por el Estado y el Gobierno, arbitrariamente, destina esos fondos para un montón de cosas que no tienen nada que ver con los haberes jubilatorios.
Según lo que afirmaba Perón, hoy se roba, se asalta y se desfalca el dinero de los fondos previsionales, que no son del Estado, sino de los trabajadores y empleados en actividad y pasividad. No hace falta más introducción, sólo leer lo que él decía el 30 de noviembre de 1973: “En 1956 el Estado, acuciado quizás por las necesidades, echa mano a los capitales acumulados por las Cajas; es decir se apropió de eso, para mí eso es simplemente un robo, porque no era plata del Estado; era plata de la gente que había formado esas sociedades y esa organización”.
Fernando Rebour
fernandorebour@yahoo.com.ar


Quiero agradecer la publicación de mi carta el 21 de enero. Cuando la escribí trabajaba en una cooperativa que otorgaba préstamos a jubilados y pensionados, pero ahora soy un desempleado más. Y todo parece indicar que van a ser muchos desempleados más de cooperativas y mutuales.
Estoy de acuerdo en que las tasas de los préstamos para jubilados y pensionados tenían que bajar, pero considero que la medida fue tomada sin medir consecuencias y sin diferenciar cuáles entidades cobraban intereses usurarios y cuáles no.
La medida no afecta sólo a los empleados de las entidades que otorgaban dichos créditos, sino también a los jubilados y pensionados que ahora se ven privados de acceder a un servicio financiero especializado y, sobre todo, con atención personalizada.
Damián Winter
damiwinter@yahoo.com.ar

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