Quisiera ver si alguien puede ayudarme a solucionar el problema que mi papá está viviendo en Argentina.
Se llama Adalberto Carlos Kaprow (DNI N° 4.445.833), ya pasó por dos cirugías de la cabeza en el Hospital Argerich y otra en el abdomen. Por su delicado estado de salud fue jubilado por invalidez.
Desde 2009 que está esperando que le paguen el haber que le corresponde y merece por los 35 años que trabajó. La Justicia con un fallo le dio la razón, pero hasta ahora no consiguió cobrar nada. El problema se agravó en el último mes, pues no tiene casa y está viviendo de favor, y no sabe por cuánto tiempo más.
Yo vivo en Brasil y me es muy difícil ayudarlo a la distancia. Espero que algún funcionario lea esta carta y pueda hacer algo para que mi papá cobre rápidamente lo que le corresponde.
Adrián Kaprow
Estimadísimo señor Hugo Moyano o cualquiera de los popes que presiden los sindicatos desde hace décadas: por lo que se ve, resulta encomiable la lucha de ustedes por conseguir los mejores aumentos salariales para sus dirigidos.
Admiro la vehemencia con la cual encaran las luchas por las conquistas sociales y las mejoras con que premiarán a los integrantes de sus cuadros sindicales y/u obreros.
Por supuesto que toda lucha no es gratuita, ya que con los aportes de sus dirigidos ustedes pueden tener logros que estos jamás podrán alcanzar. Eso sí, en sus discursos pregonan que todos son iguales.
Pero hay algo que ustedes se olvidan en todos sus discursos, un tema que no les importa dado que esta gente ya no aporta el correspondiente porcentaje a sus sindicatos y obras sociales, y si lo hace es ínfimamente. Son los jubilados, ustedes nunca levantaron una bandera de lucha por los viejos que hicieron que estén sentados impunemente en sus sillones de por vida.
Hacen paros, hacen quitas de colaboración, cortan calles y otras medidas, pero éstas jamás son para lograr que sus jubilados obtengan un “salario” digno como pregonan para la clase activa.
Jamás se les prendió la lamparita ni se les cayó una idea para obligar al Gobierno a darles lo que por ley (vetada) se les otorgó, que es el 82% móvil.
Muchachos, pónganse las pilas y veamos si alguno de ustedes quiere pasar a la posteridad por haber conseguido lo que los demás compañeros se han “fregado”.
Mario Anastasio
Días atrás, con espléndido humor, un vecino anciano me decía lo siguiente: “Sabido es que, a nuestra edad, más visitamos a los profesionales de la salud que a los amigos. Ayer fui a un especialista que me dijo ‘a ver abuelo, dígame que remedios está tomando ahora’. A lo que respondí: ¿no será mejor que le diga cuáles no tomo, así ahorramos tiempo? Y como luego de pasarle la lista de los medicamentos que consumo, no me dio muestra gratis de ninguno de ellos, al volver a casa, pensé: lástima que este hombre no me preguntó de cuánto es mi sueldo, si lo hubiera hecho, tal vez habría sido generoso conmigo”.
Daniel Chávez
¿Por ser docentes nos discriminan? He leído la carta enviada por la señora Alegre Nelly Tiano, publicada en Clarín el 17 de julio del corriente año. Como ella, soy docente jubilada y gané el juicio por el 82% móvil.
A partir de ese momento, nunca cobré la “movilidad” que por dicho juicio me corresponde.
Además nunca percibí el aumento establecido mediante las resoluciones 1/2010 y 5/2011 y la circular 14/2011 que dispuso aplicar la “movilidad del régimen general”. Estoy totalmente de acuerdo con lo expresado por la señora Tiano: “Nos han congelado los salarios”.
Norma Zona
He leído la carta de Dionisio Pagano del 11 de agosto titulada “La Presidenta pesificó mi jubilación italiana”, y nunca me sentí tan identificada. ¡Qué horrible pena! Sentirse tan humillado, despojado de derechos, y como si todo fuera poco, burlado por la Presidenta, que necesita quedarse con los dólares que le corresponden a otra persona y vienen de un país extranjero.
¿Qué derecho tiene el Gobierno a decidir cambiarle la moneda en la que reciben su pensión de otro país? Mi madre, quien es beneficiaria porque mi padre participó en la Segunda Guerra Mundial, también es víctima de esta medida. Impotencia, vergüenza ajena, violación eso es lo que se siente.
Justina Ardúa
Es indescriptible la indignación que tenemos los pensionados y jubilados de los diversos países que recibimos una pequeña ayuda, la que nos sirve para compensar los magros ingresos a que nos tiene sometido este Gobierno, al que yo llamaría desgobierno.
No podemos comprender por qué ley se nos obliga a recibir las ayudas pesificadas ni tampoco hasta cuando harán esto.
Tengo 82 años, estoy amputado de la pierna izquierda sobre la rodilla, tomo cinco remedios mañana y noche y cobro una jubilación de $ 3.700. Y recibía de ayuda 100 dólares.
Héctor Alonso López
FUENTE Clarin 25 de Agosto de 2012