Un trastorno para 5,5 millones de afiliados
El problema se da sobre todo en Capital. Según los farmacéuticos, impacta en el 30% de los comercios. Clarín verificó el problema en una recorrida. En la obra social se comprometieron a regularizar la situación.
El problema se da sobre todo en Capital. Según los farmacéuticos, impacta en el 30% de los comercios. Clarín verificó el problema en una recorrida. En la obra social se comprometieron a regularizar la situación.
Pasados los 70 años, con canas en la cabeza y cansancio en el cuerpo, recorrer cinco farmacias para conseguir las pastillas para la presión no es un plan agradable para nadie. Mucho menos en estos días de calor agobiante. A muchos jubilados, sin embargo, no les quedó alternativa. Porque farmacias de todo el país, frente a una enorme deuda del PAMI, comenzaron a restringir la venta de medicamentos clave para los 5,5 millones de afiliados de esa obra social. Su titular, Carlos Regazzoni, ayer culpó a la gestión anterior y se comprometió a regularizar la situación.
El Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal fue el primero en hacer pública la crisis, al advertir que en la Ciudad “el 30% de las farmacias ha dejado de atender PAMI”. Según Rubén Sajem, presidente de la sección de Farmacéuticos de la entidad, 120 de las 400 farmacias porteñas tienen suspendida la obra social. Especialmente, detalló, para los remedios con cobertura del 100%, que son los más caros y los que se indican para enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial o el colesterol. El dato cobra relevancia porque cerca del 70% de los 13 millones de medicamentos que se compran cada mes a través de PAMI no tienen costo para el afiliado.Explican en el sector que a la crisis se llegó porque en octubre, al llegar las elecciones, la obra social comenzó a pagar en cuentagotas y llegó a acumular una deuda de 1.800 millones de pesos con las farmacias. Eso hizo que los farmacéuticos pasaran a cobrar los remedios que les entregaban a los afiliados en un plazo de hasta 120 días, en lugar de los 45 habituales. Mientras que ellos debían pagarles puntualmente a sus proveedores, las droguerías, en 10 a 20 días. Un desbalance que se fue haciendo insostenible, en especial para los comercios chicos y medianos.
“Pero hay dos problemas más –agregó Sajem– que agravaron todo: el aumento de precios de los medicamentos, que nos hace perder dinero si cobramos a precios de cuatro meses atrás. Y también que el PAMI desde 2001 nos paga con un descuento obligatorio del 20%, que deja un margen mínimo.” En la Provincia de Buenos Aires, donde no hay megacadenas de farmacias, los faltantes también se sienten. “No son los más grandes, pero hay locales de barrio que no pudieron aguantar y debieron interrumpir la prestación”, confirmó Julio Alvarez, titular de la Cámara de Farmacias Bonaerense.
En una recorrida por el Sur de la Ciudad, Clarín pudo comprobar problemas en varias farmacias. “Desde que PAMI se atrasó, no atendemos más a los llegan con recetas con 100% de descuento. Lamentablemente, no les podemos vender”, contaron en la farmacia Figari, de Barracas.
“Hay gente que se te pone a llorar. Una señora nos imploraba y se nos partía el alma, pero no podemos hacer nada. Les decimos que se fijen a otro lado”, lamentaron en la Nuevo Patricios, una farmacia de La Boca que también dejó de vender muchos remedios con 100% de descuento para los jubilados.
En otro local de San Telmo, en Juan de Garay y Defensa, lo que decidieron fue vender con el descuento sólo los remedios de laboratorios que les den mayores plazos de pago. Y para el resto, ofrecer opciones similares que los pacientes no siempre aceptan. “Les explicamos la situación y les damos lo que podemos”, señalaron.
La nueva conducción del PAMI reconoció los problemas y los atribuyó a la “situación financiera alarmante” que heredó. Carlos Regazzoni, director de la obra social, acusó a la administración kirchnerista de “haber dejado de pagarles a las farmacias” en los últimos meses. “La gestión anterior dejó una deuda de $ 1.800 millones que golpeó sobre todo a las farmacias chicas. Hicimos un gran esfuerzo para solucionarlo y en poco tiempo logramos reducir el rojo a $ 450 millones”, explicó ayer a Clarín.
Ahora, la idea de Regazzoni es que el organismo termine de ponerse al día con las farmacias en unos cuatro meses. Así lo acordó, al menos, en una reunión que mantuvo en la tarde de ayer con directivos de la Confederación Farmacéutica Argentina. Con un cronograma de pagos concreto, el sector se comprometió a “garantizar el servicio y el nivel de las prestaciones”.
De todos modos, la normalización no sería inmediata. “Las farmacias volverán a vender en la medida en que los pagos del PAMI se normalicen y se pueda reponer el stock”, explicaron en el Colegio de Farmacéuticos porteño.
Los jubilados, mientras, se arreglan como pueden. Como Luigi Lovecchio, un hombre de 79 años que gasta $ 10.000 por mes en medicamentos para su enfermedad pulmonar. “Algunas farmacias –contó– ya no me aceptan las recetas con 100% de descuento. Hace poco tuve que pasar por varios locales hasta poder encontrar una que me entregara gratis los remedios. Me queda más lejos de mi casa y tengo que tomar el colectivo. Pero ahora que sé que en esta lo consigo, vengo siempre a la misma”.
Colaboró: Yasmin Diamore
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Los remedios subieron 38% en el último año
El acuerdo firmado en diciembre entre el Gobierno y los laboratorios para retrotraer precios tuvo un efecto leve para el bolsillo, por varias razones. La primera es que sólo se adhirió un grupo de fabricantes nacionales, no todos. La segunda es que la medida se limitó a la mitad de lo que habían subido los valores en diciembre. Y la tercera es que la reducción pactada, que se anunció como del 7% en promedio, queda chica frente al enorme salto que tuvieron los precios desde octubre, apenas pasaron las elecciones.
Un relevamiento de Clarín sobre 54 medicamentos de uso masivo lo deja en claro. Pese a la rebaja reciente, los precios actuales de esas drogas acumulan desde octubre un incremento promedio del 24%. A la vez, este combo de remedios –en el que hay básicos de venta libre y otros sensibles de expendio bajo receta– tuvo un suba del 38% en el último año. Es un promedio: hay precios que crecieron hasta un 80%.
Un caso es el de la Buscapina, que en sólo un año pasó de $ 30,13 a $ 53,96 (79%). Así subió también en 12 meses el Vasotenal, un fármaco para el colesterol que saltó de $ 206,18 a $ 369,97. Y un 71% el Atenolol Gador, un antihipertensivo que se había ido de $ 51,59 a $ 92,02, y tras el acuerdo quedó 4% más barato (en $ 88,23). El regulador del sueño Buenas Noches (58%), el antigripal Qura Plus (53%), los broncodilatadores Neumoterol (52%) y Ventolín (49%), y el analgésico Migral Compositum (47%) son otros ejemplos. Y en marcas como Glioten, Alplax, Lotrial, Damsella, Valcote, Novacler, Irix y Terfin las subas fueron mayores al 40% interanual.
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