De compras en la ambulancia de PAMIE
l domingo 17 de enero me ocurrió un hecho lamentable con la ambulancia N° 780, que me afectó emocionalmente.
Impotente, al llegar a mi casa me puse a llorar igual que lo estoy haciendo ahora, mientras escribo.
Les paso a contar: soy hija de dos beneficiarios del PAMI, de 86 y 89 años, y cada vez que tengo que pedir una ambulancia –cuando logro que me atiendan en el 139– me indican que la misma tiene una demora de 6 horas o más.
Sin embargo, ese día parecía que no había demoras, pues alrededor de las 10, cuando salí para comprar el periódico, vi al móvil 780 estacionar en la calle Andrés Ferreira, entre Urquiza y Belgrano, en Caseros.
Mientras iba caminando me dije: ¿qué habrá pasado? Los dos ocupantes bajaron del móvil y fueron directamente a una fábrica de pastas y luego pasaron por un supermercado chino que se encuentra en la misma cuadra.
Eran un hombre y una mujer jóvenes, y en ese momento no pude dejar de pensar en esos viejitos que estaban esperando el servicio y ellos le daban prioridad a hacer sus compras.
Qué lástima que se maltrate así a las personas, ellos pensarán que nunca llegarán a viejos o quizás que les falta mucho para ese momento, o no tendrán padres o amigos que necesiten ese servicio.
Cuándo aprenderemos que trabajar dignifica realmente, que al trabajo se lo cuida y que los ancianos merecen respeto.
En la antigua Grecia los mayores eran considerados sabios y no deshechos humanos, como pasa ahora.
Pues así se los trata, tanto en estos servicios del PAMI, como también en algunos hospitales y geriátricos.
Se debe entender que no se les está regalando nada, pues han trabajado durante más de 30 años para llegar a su merecida jubilación.
Graciela Graiño
gracielagraino@ymail.com
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