“Para que no haya otras Laura”
16/04/11 - 02:11-Clarin
Como psicóloga del plan de salud del ex Hospital Francés, un día recibí como paciente a Laura. Sin ser su motivo de consulta noté que era discapacitada visual. Fue largo el camino para que aceptara su repentina maculopatía: escuela para ciegos, rehabilitación, etc. De a poco, aprendió a manejarse en forma autónoma con su bastón.
Laura tenía una gran transferencia con el Centro de Salud. Un día, antes de su sesión me llamó diciendo que el lugar estaba cerrado. Manos inescrupulosas habían decretado la “quiebra” del nosocomio. Y sí, ambas estábamos literalmente en la calle, ella sin cobertura, y yo sin trabajo.
Laura siguió atendiéndose conmigo en forma particular, le fue difícil aceptar la situación, hubo muchas veces en las que se descompuso al hablar del tema.
Me llamó la atención su primera ausencia y me comuniqué a su casa. Ahí supe que se había caído y que estaba internada en el Hospital de Clínicas. Logré encontrar a Laura, rodeada de sábanas rotas y de gritos de otros ancianos. Al verme dijo: “Mi caída es la caída del Hospital Francés”
Tenía fractura de ambas caderas. Ahora era paciente de PAMI y no fue sencillo “lograr” que la operaran. Después de dos meses retornó a su casa, comenzó la rehabilitación y pudo caminar, pero estados febriles y catarros catalogados como “virus intrahospitalarios” no la dejaron reponerse.
Comenzaron los estudios hasta que le detectaron un tumor maligno. Y desde allí comenzó el deterioro, el dolor, el sufrimiento, la morfina.
Laura necesitaba internación domiciliaria, había que tramitarla. Su esposo, único familiar, de 87 años, hipoacúsico, era el encargado de hacerla. Golpeó puertas del PAMI, subió escaleras, llenó planillas. Volvió a hacerlo más de diez veces, porque fue mal asesorado. Esperó los días en que debía ir, porque no eran todos ni en cualquier horario, solo debía sacar número muy temprano, y seguir yendo y viniendo para que Laura recibiera cuidados paliativos ... que nunca recibió.
Mi homenaje a Laura, para que no se vuelva a repetir.
Liliana Cascales
herleaar@ yahoo.com.ar
1 comentario:
Liliana, como doctora y ser humano deberías sentirte con la conciencia tranquila. Es evidente que la indefensión de los ancianos se agudiza frente a instituciones que no contemplan ni han terminado de organizarse en la atención paliativa y lo que es aun peor, en organizarse para dar una respuesta coherente a quienes deben gestionar trámites previos a la obtención de "servicios".
Es realmente cruel pretender que un paciente en condición de terminal o desahuciado, tenga que movilizarse al centro médico y esperar en una camilla de la guardia para que la médica de Pami lo atienda, máxime cuando la paciente estuvo internada en el mismo sanatorio en el que atiende consultas externas el médico/a de cabecera. Adhiero a tu forma de ocuparte y preocuparte por el tema, porque para aquellos que nos toca de cerca, sabemos que para las enfermedades existen medicamentos, pero cuando a la persona la abandonan las ganas de vivir, eso, no tiene otro remedio que acompañarla con comprensión, tolerancia, higiene y apertura mental para cuidarla en un proceso que es sin retorno posible.
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