domingo, 30 de diciembre de 2012

“Mi Viejo ya no está, pero seguiría sin entender”

“Mi Viejo ya no está, pero seguiría sin entender”

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29/12/12-Cartas

“Mi Viejo ya no está, pero seguiría sin entender”

En 2009 Clarín publicó una carta mía con el título “Mi Viejo es de 1932 y no entiende ...”. Hoy el Viejo ya no está entre nosotros, pues en agosto Dios quiso llevarlo. Pero seguramente el seguiría sin entender cómo hijos y nietos ven que el 70% de sus viejitos cobran una jubilación mínima de $ 1.840 pesos sin hacer nada; que los llaman “buitres” porque reclaman por sus derechos; que no les pagan las sentencias dictadas por los jueces; que les llenan la ANSeS con bonos comprometiendo las jubilaciones futuras; que les dan turnos para prestaciones de PAMI a dos meses o más; que les vetan la ley del 82% móvil, sancionada por una mayoría importante del Congreso igual que la ley de medios y sin embargo el Poder Ejecutivo se opone a su aplicación y nadie dice que es antidemocrático o desestabilizante.
Tampoco entendería que él con sus más de 30 años de aportes cobrara la mínima, mientras otros fueran jubilados sin hacer aportes. La crisis del 2001, el trabajo en negro o la década del 90 pueden justificar la falta de algunos años, pero no equipararlos a aquellos que aportaron.
Mi Viejo, educado en los años ‘30 y ‘40, soñaba con una “sociedad meritocrática”, que otorga “premios” a los que cumplen y “castigos” a los que no cumplen, no a la inversa.
Espero con ansias que el anhelo de mi Viejo de vivir en una sociedad más justa algún día se cumpla. Espero que las conciencias de los hijos y los nietos se despierten y que me conmuevan en un reclamo de miles de personas silenciosas, marchando con antorchas encendidas, como homenaje a los que ya no están y como recordatorio de que los que están merecen seguir estando y viviendo mejor. Espero poder sentir algún día que un gobierno quiere a “nuestros viejitos” como yo te sigo queriendo Viejo.
Miguel Angel Reguera

Voces, reclamos y esperas de jubilados
Estimada Presidenta, usted dijo que en el país había caranchos y buitres, trató así a los jubilados que reclaman lo suyo, lo que aportaron. Yo digo que es verdad, aquí hay caranchos y buitres y la voy a ayudar a encontrarlos. Uno es el Estado, porque no es justo que a un jubilado le descuenten Ganancias, ya que cuando estaba en actividad también tributó Ganancias. La Argentina es el único lugar del mundo donde a una persona le descuentan en su vida dos veces el mismo impuesto.

El otro carancho es la ANSeS, porque en el aumento de septiembre por error no pagaron un 3.2% -qué casualidad siempre a favor del Estado-, pero he aquí que ni en octubre ni en noviembre ni en diciembre recompusieron esa diferencia. ¿Vio señora Presidenta? Yo la ayudé a encontrar esas aves de rapiña.

Juan Hipólito Giannattasio

En mi carácter de veterano vecinalista en la ciudad de Rosario, con más de medio siglo de intensa actividad, hago pública mi total solidaridad y apoyo a lo manifestado por nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con relación a las presiones de los llamados buitres de la especulación económica.

Pero además como señala en su discurso “los buitres y los caranchos no están solamente afuera (del país), también hay desafortunadamente adentro, y muchas veces se lanzan sobre el Estado”. Por suerte el pueblo ya los conoce y no se pueden ocultar. Es lamentable.

Todos los argentinos de verdad seguimos muy de cerca los acontecimientos y sabremos oportunamente separar la paja del trigo, sin ninguna duda.

No lograrán engañar al pueblo, ni los de afuera ni los de adentro. Son muchas las reivindicaciones logradas en tan corto tiempo y el pueblo no las rifará, las defenderá plenamente y avanzará mucho más, por un feliz destino en plena igualdad y democracia, aunque a algunos no les guste. A pesar de mis años (86) seguiré bregando junto al pueblo, con la perspectiva de un futuro mejor.

Manuel Silvestre Díaz

Habiendo desempeñado la docencia de nivel terciario, superior universitario y no universitario desde 1969 hasta el 2010, fecha en la cual solicité mi jubilación, mi expediente se encuentra desaparecido, mal archivado o extraviado, razón por la cual he reclamado al gobernador Daniel Scioli, al director de IPS y a la directora de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, una pronta solución. Desde 2010 cobro una jubilación de 800 pesos y centavos. Esta situación vergonzante denota el estado actual de las instituciones ante las cuales reclamo, y ameritan una denuncia pública y formal de mi parte.

Raquel Saffores

Luego de trabajar muchos años, el Estado comienza a devolver lo ahorrado durante ese tiempo. Es una utopía. Pero no solamente aquí sucede, los inmigrantes ilegales en Estados Unidos hacían un fondo del 10% de su salario para su futuro. Llegó el momento y el gobierno de Estados Unidos le transfirió esos fondos al gobierno mexicano, pero éste no les pagó a quienes habían ahorrado. Ni siquiera en la rapiña, somos originales. ¿Será una maldición?

¿Cómo hace un jubilado argentinos para sobrevivir, él y su pareja, con la mínima? Mientras tanto, lo que se había ahorrado fue estatizado, o sea, robado. Para reclamar contra la estafa a que nos someten se debe compartir esos ahorros con un abogado. Y nos preguntamos: ¿si el Estado/la ANSeS pierde el juicio, por qué no se hacen cargo de los honorarios del profesional?

Para los jubilados aplican una fórmula que nada tiene que ver con lo ahorrado. Dicen que van a repartir lo que hay, pero ellos arrasan con inmensas fortunas. Entonces no son ahorros, son impuestos al trabajo. No siempre el gobernante es el culpable: “La culpa no es del chancho, sino de los que los votan … que somos nosotros” Gisela Rodríguez
Señor capitán de navío médico Vicente Martín Zarlenga, mis hermanos y yo, queremos hacer llegar nuestro agradecimiento a todo su grupo de colaboradores (cuerpo médico, enfermeras, asistentes y en especial al equipo de voluntarias navales) del Hospital Naval de Buenos Aires por la atención que le brindaron a mi madre, de 94 años, Elsa Scarpa de Barnetche, pensionada DIBA Nº 195342-1/01, durante su internación.

El esfuerzo, dedicación, paciencia y cariño con que llevaron a cabo dicha tarea y la atención brindada durante todo ese tiempo es digno de elogio y merecido reconocimiento.

Delfor Barnetche

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