El 18 de enero me dirigí a cobrar una liquidación de la cámara compensadora en el Banco de la Provincia de Buenos Aires, en la sucursal de San Justo.
Me atendió un cajero –en caja 4 o 5– que delante de mí contó el dinero un par de veces.
Como me pareció que algo faltaba, al entregármelo, comencé a contar lo cobrado frente a la caja. Al ser apoderada yo de otra persona, no hice a tiempo de comprobar si el valor de lo recibido era el correcto, dado que el cajero precedió a entregarme el monto del segundo recibo con rapidez.
Cuando pude contar el dinero, ya fuera del ámbito de la caja, comprobé que faltaban $ 30. En el banco han colocado un valla de vidrios opacos para evitar que gente sin escrúpulos se apodere de lo ajeno, pero se han olvidado que algunos de los deshonestos están adentro. Y digo esto porque no es la primera vez que me sucede. Y en ese mismo lugar.
29/01/11 - Clarin
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