Las cartas de los jubilados son la muestra palpable de la bajeza de nuestra  dirigencia política y funcionarios del Poder Judicial, que como hacen una buena  caja durante su paso por la función pública, saben que nunca estarán en  condición de indigencia, como en la que están nuestros jubilados.
Estos  “señores” deberían saber que su patrimonio proviene en gran parte de lo que  produjeron los hoy jubilados. Recuerdo que hace muchos años había funcionarios  con jerarquía de fiscales, que actuaban de oficio. Cuando no se cumplía con las  leyes, ordenaban la detención del delincuente no bien detectaban una  irregularidad. Ahora ya no debe existir tal cargo, porque con las denuncias que  a diario hacen los jubilados, las cárceles deberían estar llenas de los  delincuentes que encaramados en la función pública les quitan a los jubilados  los que les corresponde.
Héctor Barth
hectorbarth@hotmail.com
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