30/04/11 - Clarin
Por Analía Diaz
La mujer de pelo cortito, la de los ojos verdes más hermosos que vi en mi vida, es mi madre. En el barrio la conocen como “La Tuky”, va en todo lados, tiene esa simpleza que hace que todos la quieran y la admiren.
Por tercera vez lucha contra el cáncer y lo hace mirándolo de frente, sin bajar los brazos, sin dejar de sonreír aunque a veces los dolores la doblen.Pero sola no puede. Hace unos días tuve que explicar, luego de hacer varios reclamos, que si el PAMI o Camote no le entregan los remedios para la quimioterapia (y tardan más de un mes en dárselos) puede ser un mes menos que la tengamos con nosotros.
Si la ambulancia que tuvimos que solicitar, debido a que no puede viajar en transporte público ni nosotros llevarla o pagarle un remís, viene a deshora a buscarla y por eso no llega a hacerse los rayos, ese día es también uno menos de su presencia.
“La Tuky” ama la vida, cantar, compartir tardes de mate con sus nietos y sus hijos. Pocas veces la vi llorar, siempre es ella la que encuentra la manera de consolarnos y alentarnos cuando sentimos que el mundo se desmorona. No se rinde, no se entrega, ni pregunta “¿por qué a mí?”
Entonces si en vez de ayudarla, las instituciones y la burocracia le ponen palos en la rueda, la desesperanza y la preocupación invaden la casa. Y cada vez que esto pasa salimos todos los que la queremos a golpear puertas, a esperar que ese teléfono que siempre da ocupado, en vez de excusas nos dé respuestas y soluciones.
Las personas como ella, que son un ejemplo de vida, no se merecen luchar solas, se merecen mucho más de lo que este sistema está dispuesto a darles
1 comentario:
Hola, te re entiendo, mi mama recien esta empezando esta lucha, y hace una semana q esperamos respuestas de Camote... la desesperacion es terrible.... fuerzas para vos y tu mamá!!!
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